Por qué la gastronomía ayuda al turismo

Todo el mundo lleva un viajero dentro de él, o al menos eso habrían querido muchas personas que pensamos.

La realidad es que junto con ciertas actividades que son claras en el campo turístico: viajar, dormir, ir a ver museos o disfrutar del ocio playero o de montaña, hay una actividad que normalmente siempre se realiza y tiene una importancia vital: comer.

En tierras leonesas comer es casi una religión. Desde Rt-Nordeste hemos hablado ya de la importancia de la gastronomía en el País Leonés,  y por ello hoy vamos a hacer un poco más de hincapié sobre cómo comer y beber bien pueden ser y de hecho son un reclamo turístico de primer nivel.

Buenos productos, buenos ingresos

Hay productos que por sí se identifican con una tierra. El marisco de Galicia o Huelva, la paella valenciana o el vino de Rioja son ejemplos de esto mismo.

En el País Leonés tenemos la Posta Mirandesa de Miranda do Douro, tenemos el botillo del Bierzo, el vino de Toro o las mantecadas de Astorga como elementos que pueden destacar de entre otros muchos.

La pregunta clave es: ¿Cuáles de estos hacen que un turista se desplace hasta nuestro país para poder saborearlos? ¿Existe una política tendente a promover este tipo de turismo, no ya por parte de las administraciones públicas sino de los propios productores?

Ante estas preguntas las respuestas deberían ser sí, pero la realidad puede distanciarse significativamente de esa respuesta teórica.

Posta Mirandesa
Posta Mirandesa

Olores, sabores, colores

Ni somos españoles ni somos portugueses, somos leoneses y eso hay que demostrarlo en la mesa porque si no nos diluiremos.

La cocina leonesa tiene sus peculiaridades y las nuestras no son ni hacer paella, ni comprar aceite para untar en el pan y ponerle encima un tomate rallado ni los pescados minúsculos fritos. Nuestra esencia es diferente y nuestros platos y caldos han de reflejarlo.

Si vendemos españolidad, si vendemos portuguesidad nos diluiremos, porque para comer platos típicos españoles la gente irá a Madrid, irá a las costas que los promueven o se darán un paseo por Lisboa.

Si queremos un turismo específico que nos visite tenemos que ofrecer algo diferente, y ese algo somos nosotros mismos. Es el arroz y la carne de Miranda, es el botillo berciano, es el cocido leonés. Son nuestros pimientos, manzanas y dulces, algo que confiere a la gastronomía leonesa una peculiaridad que solo existe aquí.

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¿Aceite o manteiga?

Dónde comer en Bragança, Cistierna o Béjar

Cuando el viajero relaciona comida y territorio muchas veces existe otro elemento que es el lugar.

Comer pescados y marisco de Huelva en un restaurante al lado del mar después de una jornada de playa, organizar una comida de boda en una masía catalana o trasladándonos a otros países de Europa comer un simple fish and chips en un pub de Londres son elementos ligados a la memoria colectiva del turista.

En nuestra tierra este concepto aún no ha avanzado lo suficiente, y no sería descabellado pensar en unir casas de teitu tradicionales leonesas con el butiellu, casas tradicionales de la tierra de los maragatos con el cocido maragato o similares.

Mientras que cuando alguien piensa en una finca de Madrid para celebrar cualquier comida de empresa entiende que hay que tener un restaurante para bodas o celebraciones, en León no pasa lo mismo.